Así como la acústica refiere al oído, la óptica a la vista, la háptica refiere al tacto. La palabra proviene del griego háptō (“tocar”, relativo al tacto).
Se ha extendido el significado de la palabra háptica, a todo el conjunto de sensaciones no visuales y no auditivas que experimenta un individuo.
Hoy en día están apareciendo nuevas tecnologías para aumentar la sensación que transmite una pantalla al tocarla.Una de estas tecnologías consiste en transmitir la rugosidad cambiando la fricción de la pantalla, lo cual, hace que al tocar la pantalla sintamos la superficie de lo que aparece en ella.
Esas sensaciones se logran mediante una capa conductora especial en la pantalla táctil del dispositivo que altera la atracción electrostática entre el dedo y la pantalla, lo que produce una sensación de fricción.
A pesar de estos avances técnicos a la hora de engañar a nuestro cerebro, las empresas que trabajan en la tecnología de respuesta táctil se enfrentan a varias dificultades importantes. Una de ellas es minimizar la latencia, que es el tiempo que transcurre entre tocar algo y sentir una respuesta. El sistema nervioso humano es lo suficientemente sensible para que incluso un retraso de varios milisegundos se sienta demasiado lento.
El hecho de que podamos hacer distinciones con gran detalle, por ejemplo entre tocar seda o tocar algodón, también será un gran desafío para cualquier dispositivo.
Al margen de los problemas técnicos y la gran inversión que requiere su perfeccionamiento, su avance es solo cuestión de tiempo.